Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI®)
En Clínica Ayrim, somos centro acreditado en el abordaje por técnica EPI®. Nuestros fisioterapeutas cuentan con los conocimientos y la formación especializada para el abordaje de patologías músculo-esqueléticas a través de la técnica de Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI®).
¿En qué consiste la técnica EPI®?
La electrólisis percutánea intratisular (EPI®) consiste en la aplicación de una corriente galvánica a través de la punción de una aguja con apoyo ecográfico para abordar el tejido lesionado. Debido a las propiedades de esta corriente, nos permite realizar una destrucción controlada del tejido lesionado para acelerar la cicatrización y reducir los tiempos de recuperación para la vuelta de la actividad física en deportistas.
La EPI® es la primera técnica en fisioterapia que nos permite producir un cambio biológico real en el tejido blando. La corriente galvánica tiene dos efectos concretos sobre el tejido blando:
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Por un lado, produce un efecto químico que lleva a una respuesta inflamatoria regulada. Esto ayuda a que el cuerpo produzca colágeno para regenerar y remodelar el tejido dañado.
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Y por otro lado, genera un efecto electrofísico. Esto provoca un efecto mecánico que produce una destrucción del tejido degenerado (que aparece como consecuencia de una lesión recurrente o mal tratada).
En definitiva, gracias a estos dos efectos conseguimos eliminar el tejido de mala calidad formado por el proceso de auto-reparación del cuerpo y estimular la producción de tejido nuevo, con más calidad y mayor resistencia a los estímulos mecánicos.
El dispositivo de EPI® Alpha es el primer dispositivo de electrólisis percutánea con microcorrientes indoloras con marcado CE sanitario, que garantiza una seguridad y eficacia en su abordaje para el tratamiento de patologías músculo esqueléticas.
¿Para qué patologías está indicada la técnica EPI®?
Con la electrólisis percutánea intratisular podemos abordar las siguientes patologías:
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Lesiones musculares (roturas, desgarros, distensiones)
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Puntos gatillos miofasciales (PGM)
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Fibrosis musculares (cicatrices de roturas antiguas).
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Tendinopatías (pubalgia, epicondilitis, fascitis plantar, etcétera).
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Síndrome de la cintilla iliotibial
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Lesiones ligamentosas (esguinces o roturas parciales).
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Inflamación de bolsas serosas (bursitis).